jueves, 7 de agosto de 2008

del silencio

Pues mi lesión por el exceso de karaoke de mayo continuó. Esperé hasta sentir punzadas en mi garganta por la tarde y noche y absoluto dolor al hablar para ir con la foniatra que checa a mi hermana. No suelo ser taaaaan descuidada, pero tenía 1100 poderosas razones para no ir con esa doctora, la misma que le checa la voz a nuestro H. presidente Fecal, a Yuri, a todos los locutores de Exa y a grandes operísticos. Además no conozco otra(o) foniatra. El resultado de casi cuatro meses de espera, además de una inevitable bancarrota, fue:
aritenoiditis con probable subluxación de cuerda derecha, esofagitis y gastritis con granulomatosis interaritenoidea y rinosinusitis alérgica.
¿¡Qué?!

(o sea, que me luxé la cuerda derecha pues, y que mi gastritis no ayudó al respecto ni mis alergias a todo lo que entre por mi nariz)

Me regañó por no haber ido antes de que empeorara tanto. Me dijo que mi estómago no era de confianza (no digas). Y me recomendó, no, me ordenó ir con un psicólogo, psiquiatra, hacer yoga, cambiar de trabajo o tener novios para calmar mis nervios y así mejorar mi gastritis,"cualquiera de las opciones anteriores o TODAS JUNTAS". Snif snif. Me leyó la vida nada más con checar mis cuerdas vocales.
Me mandó siete medicamentos diferentes, incluyendo una inyección, para que por ahí del 30 de agosto vuelva yo a la normalidad, si y sólo si yo no hablo ni una palabra de aquí a esa fecha.
¿¡Qué?!

Condenada al silencio, lo único que me queda es escribir...y comprarme un silbato para llamar a mis alumnos.
Cualquier parecido con el Capitán Von Trapt o Arnold Schwarzenegger
será mera coincidencia.

1 comentario:

s. s. dijo...

uy, qué mal!
sin hablar!

(no me gusta decir te lo dije, pero: te lo dije, tenías que ir con el profesional de la salud emocional)

te mando abrazos, siento lo de tu silencio obligado, pero hay muchos literatos que dan un gran valor al silencio, no sé si eso te reconforte... luego te paso alguna cosa.